Para determinar los niveles de operatividad, fiabilidad, y seguridad de nuestros clientes, es indispensable incorporar auditorías que permitan conocer el “estado de salud” de los activos tecnológicos, permitiendo identificar posibles riesgos, carencias, debilidades, problemas de capacidad y oportunidades de mejora, de manera de gestionarlos anticipando pérdida o degradación de los servicios.